martes, 27 de octubre de 2009

AL CURI SOLO HAY QUE QUERERLO


Como dijo César Díaz al término del partido el domingo frente a O’higgins: “Para mí no es lo mismo hablar luego de una derrota, a que lo haga después de un triunfo”. ¡Y que razón tiene! Han pasado 48 hrs. y el sin sabor de la derrota, por 1 gol a 0, ha hecho que el “té sea mas amargo” esta semana.

Como buen hincha y amante de nuestro club, hablar en las derrotas, se hace cuesta arriba, porque no tenemos –mejor dicho ¡no tengo!-la capacidad de sacudirme la tristeza, ante una derrota inesperada quizás, inoportuna, por lo que queda de campeonato y porque éramos locales, e incómoda porque así lo indica la tabla de posiciones.

No quiero detenerme en los 30” y preguntarme: ¿Por qué Valenti y Díaz no abrieron el marcador cuando el partido recién comenzaba? o ¿por qué Muñoz no pudo definir bien ante el achique de Rivera en el minuto 13? Las oportunidades de abrir el marcador Curicó las tuvo, sobre todo en la primera parte del encuentro. Fueron mínimo 6 las ocasiones claras de gol, donde los locales metieron en su propio terreno a los dirigidos de Gerardo Silva.

Más allá de entender y “saber” de fútbol en la medida que nuestras capacidades lo permitan, creo que el querer al fútbol es lo que nos hará poder disfrutar a cabalidad de lo realmente hermoso que nos regala este deporte. Si bien todos van, ¡y vamos por la victoria!, el amar cada día más a la pelotita, de una u otra forma las derrotas podrán ser menos dolorosas.

Una vieja tarde de fútbol, de esas cuando en el “Nacional” se jugaban jornadas triples, Don Vicente Cantatore, ante esos inevitables cuestionamientos luego de una derrota,, tanto de la prensa como de la hinchada, del ¿ como no pudo marcar?, o ¿ por qué nos pasa a nosotros en el último minuto?, decía: “ Muchachos al fútbol hay que quererlo, no entenderlo”. ¡Como a las mujeres! A ellas se les quiere, no se les entiende.

Alguien podrá discrepar, pero el darle vueltas a una situación ya consumada, se torna un ejercicio improductivo y doloroso muchas veces. Si bien los sabores dulces y amargos del fútbol son el resultado luego de 90 minutos de que la pelota nos pasea por el éxtasis, por la emoción, el dolor muchas veces, y la alegría, al final ya no quiero entender al fútbol, solo deseo quererlo. Un viejo de aquellos que pasó su vida, primero dentro, y luego fuera de la cancha, ¡exclamó!: Entre más fútbol veo, menos lo entiendo. ¡Claro! esa expresión era lanzada, luego de un penal errado ¡quizás!, o de una oportunidad clarísima de gol no convertida por la figura, o por el más talentoso del equipo.

Es por ello que, ya no quiero detenerme a pensar ¿por qué el Curi ganó o perdió? Eso está dentro de las variables del fútbol, sólo quiero disfrutar de ver a la albirroja en cualquier cancha, de tierra, de pasto bueno y del otro, pero ahí al lado del fútbol, siempre luchando por la victoria, pero sabiendo que la derrota también juega con nosotros.

Ya queda poco campeonato, y nuestra ubicación en la tabla, nos pone algo inquietos, y es lógico que así sea, pero más triste e intranquilo me sentiría si no viera a nadie en la granja. Triste debiésemos estar si no viéramos al “Curi” saltar a la cancha domingo a domingo, e intranquilos si las gradas estuviesen vacías, sin la alegría que cada uno de nosotros nos regalamos, llevando y sintiendo los colores de nuestra camiseta.

“Curi querido” ya no te quiero entender, solo voy a quererte cada día más. No soy dueño de pedirte nada, es mucho lo que me has dado. Triunfos y derrotas, campeonatos y frustraciones son parte de tus obsequios, y los atesoro como lo más preciado en el baúl de mi memoria. Me quedo con el dulce recuerdo de hace un año, cuando nuestra tricota levanto la copa de campeones que hoy nos tiene en la primera A. Desde hace tiempo ya no te quiero entender, solo te voy a querer.

No hay comentarios: